miércoles, 5 de abril de 2017

                                            De mendigo a amigo


Érase una vez  un pícaro vago llamado Ernesto y vivía en Limache. Él era conocido por aprovecharse de la gente, aprovechaba cada oportunidad de robar o apropiarse de algún objeto  valioso o incluso algo para comer, en consecuencia la gente que lo conocía alejarse de él y de a poco se fue quedando cada vez mas solo.

A medida que pasaba el tiempo él se fue dando cuenta de esto y mientras mas solo quedaba, mas se arrepentía. Cuando entraba a una tienda la gente se iva, los cajeros cerraban las cajas y los guardias lo vigilaban, todo esto lo hacía sentir despreciado y que no pertenecía a aquí, aun cuando él sabía que sus antepasados fueron de los primeros en llegar a este pueblo. Ernesto tenía un reloj de oro, fue el fruto de su mejor robo y lo cuidaba con cuerpo y alma, pero  un día mientras dormía en la banca de la plaza se lo arrebataron,ya eran las 11 de la noche de un día viernes, andaba somnoliento y estaba de paso por la plaza, por lo que no encontró nada mejor que posarse en una banqueta y largarse a dormir, durmió plácidamente durante toda la noche, pero al despertar y querer ver la hora en la que había despertado, se  llevó la sorpresa de que le habían robado su reloj de oro, su más preciado objeto. Comenzó a dar vueltas desesperadamente por la plaza, buscando alguien que tuviera su reloj o al menos alguien sospechoso, al darse cuenta de que era la única persona en la plaza en ese momento, comenzó a desesperarse, le habían quitado su amado reloj, sintió rabia, desesperación y frustración al saber que ya lo había perdido y no tenia forma de recuperarlo, resignado volvió a sentarse en la misma banca pero esta vez no se durmió sino que se puso a pensar y reflexionar, hasta que se dio cuenta de lo que sentía la gente a la que él robaba y se dijo a si mismo que nunca volvería a robar a nadie y que intentará recuperar la confianza y respeto del pueblo. Pasaron semanas enteras en las que Ernesto no robo nada, pero por su pasado la gente seguía alejándose de él, muchas veces intentó hablar con algunas personas, pero ellas se alejaban porque creían que les quería robar.

Todo esto cambio cuando un día, un hombre llamado Rodrigo aceptó hablar con él, pasaron horas conversando, ambos estaban muy entretenidos, Rodrigo le contaba algunas anécdotas, a que se dedicaba y otras cosas, mientras que Ernesto se concentro en hablarle sobre su experiencia al ser robado, lo que sintió, la desesperación en la que se vio y lo mas importante, lo arrepentido que estaba y sus intenciones de cambiar, Rodrigo lo felicitó y le dijo que en la próxima reunión de vecinos, hablaría de él, para que la gente estuviese al tanto de esto, y cambiaran su opinión sobre él. Así fue y desde ese día el pueblo cambió su forma de pensar sobre Ernesto y nunca mas volvió a sentirse excluido.



                                                     Fin